Consejos y cuidados tras un ictus

¿A quién se dirige esta información?

Se dirige a pacientes adultos que hayan sufrido un Ictus o un ataque isquémico transitorio (AIT), así como a sus familiares y cuidadores.

El objetivo es ayudar a comprender la enfermedad y aconsejar e informar acerca de los cuidados de las personas que la sufren.

¿Qué es un Ictus? Y ¿qué es un ataque isquémico transitorio (AIT)?

Un Ictus es una enfermedad neurológica producida cuando el flujo sanguíneo del cerebro se interrumpe. Existen dos tipos de Ictus:

Ictus isquémico: cuando la interrupción es debida a una obstrucción en un vaso sanguíneo (por ejemplo un trombo).

Un ataque isquémico transitorio (AIT) es un ictus de este tipo en el que el flujo se interrumpe de manera temporal, durando los síntomas varios minutos y recuperándose el paciente en menos de 24 horas. El AIT incrementa el riesgo de padecer un ictus.

Ictus hemorrágico: el vaso sanguíneo se rompe causando un sangrado dentro del cerebro.

¿Cuáles son los síntomas de un ictus o AIT?

  • Pérdida brusca del movimiento o debilidad del brazo, la pierna o la cara, especialmente cuando afecta a un lado del cuerpo.
  • Problemas repentinos de visión en uno ambos ojos.
  • Dolor de cabeza repentino sin causa conocida.
  • Dificultad en el habla: balbuceo, no poder encontrar las palabras adecuadas o incapacidad de comprender lo que le están diciendo.
  • Problemas repentinos al caminar o pérdida del equilibrio y la coordinación.
  • Sensación de hormigueo en la cara, el brazo y/o la pierna, en un lado del cuerpo.

Si se presentan los síntomas descritos lo más aconsejable es llamar a los servicios de urgencias:

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¿Cuál es la evolución de los pacientes que sufren un ictus?

La recuperación depende de la extensión y la zona de la lesión dañada, la rapidez con la que se restablece el riego sanguíneo y el estado de salud previo.

Las recuperaciones pueden ser:

  • Casi inmediatas (minutos u horas). Esto ocurre cuando se trata de u AIT.
  • Recuperación en mayor o menor medida. El periodo de recuperación es entre semanas y meses y requiere rehabilitación, pudiendo dejar algún tipo de secuela.
  • Empeoramiento. Por causas neurológicas u otras complicaciones (fiebre, infecciones u otros).

Posibilidades de sufrir un nuevo ataque

La persona que ya ha sufrido un ictus o AIT tiene mayor riesgo de sufrirlo de nuevo. Para reducir ese riesgo el médico facilitará unos consejos que se deberán seguir, relativos a la dieta y el ejercicio, así como al consumo de alcohol y tabaco. Es fundamental controlar la hipertensión en caso de padecerla. Obviamente se debe seguir el tratamiento indicado por el doctor.

¿Qué secuelas pueden quedar después de haber sufrido un ictus?

Pueden quedar secuelas a nivel físico y psicológico.

A nivel físico:

  • Movimiento: puede quedar una discapacidad secundaria como pérdida de fuerza, falta de coordinación o pérdida de control de movimiento. Generalmente mejoran con la rehabilitación, aunque la recuperación puede no ser completa.
  • Caídas: las personas que sufren un ictus son más propensas a las caídas. Para intentar evitarlo hay que realizar ejercicios para fortalecer la musculatura y mejorar el equilibrio. Como prevención conviene identificar y modificar los elementos que tengan un mayor riesgo de ocasionar caídas, así como emplear ayudas para evitarlas (alfombras, poner sillas en ducha o bañera, colocar asideros y usar zapatos con suela antideslizante).
  • Visión: se puede producir la pérdida de la mitad del campo de visual y en ocasiones la persona no es consciente de esta pérdida de visión, por lo que la familia debe ayudar al paciente que mire hacia el lado afectado para compensar la visión.
  • Lenguaje: puede verse trastornado. Cuando el paciente no es capaz de expresarse adecuadamente ni comprender lo que le comunican se dice que sufre afasia. Cuando se altera el habla y tiene dificultades para articular palabras padece disartria. y por último, cuando la persona no puede emitir ninguna palabra tiene mutismo.
  • Sensibilidad: generalmente se manifiesta con hormigueo, sensaciones desagradables, falta de sensibilidad al tacto y dificultades de movilidad en un único lado del cuerpo, pudiendo producirse quemaduras y heridas por la falta de sensibilidad.
  • Espasticidad: consiste en una contracción permanente de ciertos músculos, lo que se traduce en rigidez, dolor, contracturas y dificultades para realizar algunos movimientos.
  • Dolor: puede ser:
    • Dolor central: es superficial y empeora con el tacto, el agua o los movimientos.
    • Dolor de hombro: del brazo paralizado.
  • Disfagia: es la dificultad para tragar. Se puede modificar la dieta y también existen técnicas de alimentación seguras. En los casos más graves de disfagia la alimentación se deberá realizar por medio de una sonda. Cuando esta se necesite por un periodo corto se utiliza la sonda nasal, pero cuando se vaya a necesitar por un tiempo prolongado se requiere introducirla sonda directamente en el estómago, que es lo que se denomina gastrostomía.
  • Incontinencia urinaria: en general suele ser una secuela transitoria.

A nivel psicológico:

  • Alteraciones del estado de ánimo: son muy frecuentes la depresión, la ansiedad (con o sin ataque de pánico), la labilidad emocional (pasar de la risa al llanto sin motivo o reírse sin causa aparente), la apatía, la irritabilidad y la falta de consciencia de las secuelas de haber sufrido un ictus.
  • Afectación cognitiva: traduciéndose en una pérdida de memoria, atención, orientación, dificultades en la organización de las tareas, etc…

¿Cómo afrontar las actividades básicas de la vida diaria?

Las actividades básicas de la vida diaria (aseo, vestirse, comer,…) nos indican el grado de autonomía y dependencia de las personas. En el caso de que necesiten ayuda para realizarse pueden optar por la ayuda de un profesional de ayuda a domicilio.

  • Aseo e higiene personal: importante para mejorar la autoestima del paciente, así como para prevenir infecciones, especialmente cuando se sufre incontinencia urinaria. Hay que intentar que el paciente tome parte del aseo e intente hacerlo por sí mismo, siendo la ayuda exterior un apoyo. Hay diversas ayudas técnicas para facilitarlo, aunque siempre es preferible la ducha a la bañera. Cuando el paciente esté encamado hay que prestar especial cuidado al secado de los pliegues para evitar la aparición de hongos y bacterias e hidratar bien la piel.
  • Vestirse: se puede facilitar esta tarea mediante la sustitución de botones por velcro y comprando ropa holgada y deportiva, para aumentar de esta manera la independencia de la persona. A la hora de vestirse hay que empezar por la extremidad afectada, pero cuando se va a desvestir hay que empezar por la extremidad no afectada.
  • Alimentación e hidratación: si el paciente traga de manera correcta, la dieta deberá ser similar a la habitual, garantizando un aporte calórico y proteico suficiente, así como una correcta hidratación. Si la nutrición no es correcta pueden aparecer úlceras cutáneas, edemas y las defensas se verán disminuidas, lo que conlleva una mayor probabilidad de contraer afecciones.

Consejos para la alimentación:

  • Vía oral (cuando se traga correctamente):
    • Triturar la comida
    • Si se padece disfagia a líquidos se tienen que espesar con espesantes especiales, maicena, papillas o gelatinas. Primero recuperar la deglución de alimentos sólidos y al final de líquidos.
    • La comida se debe administrar por la parte no afectada de la boca, estando el paciente sentado. En ocasiones conviene bajar la barbilla para tragar.
    • Dar la comida poco a poco y en pequeñas cantidades.
    • Para estimular el acto de tragar es conveniente dar comidas frías, al menos que produzcan espasmos musculares.
    • Alimentos aconsejables: verduras espesas, purés de frutas, yogures, huevos revueltos, sopas espesas, carne picada, pescados suaves,…
    • Alimentos que se deben evitar: líquidos, frutas crudas, pan, carnes no trituradas, sopas, pasteles,…
  • Alimentación por sonda:
    • El paciente debe de estar sentado o semi sentado.
    • Es importante mantener la higiene bucal.
    • Pasar un poco de agua por la sonda cuando se interrumpa la alimentación para que esta no se obstruya.
    • Los alimentos administrados deben estar triturados y mezclados con agua.
    • Cuando la sonda se obstruya se intentará desobstruir con coca cola o aceite, y si no se debe acudir al centro de salud.
    • Cuando la sonda no se use de deben mantener los tapones de la misma cerrados.
      • Cuando la sonda sea nasogástrica se deben limpiar los orificios nasales a diario, y la sonda de debe apoyar cada día en un lugar diferente de la nariz a fin de que no salgan llagas.
      • En los pacientes con gastrostomía se debe limpiar la piel de alrededor de la sonda a diario, así como la sonda y las conexiones de la misma con agua y jabón. También es conveniente tapar el lugar de sujeción de la sonda con gasas y esparadrapo suave, y cambiar este diariamente por motivos de higiene.

¿Cómo comunicarse cuando el paciente tiene dificultades con el lenguaje?

Hay muchos medios para comunicarse, no solamente el lenguaje verbal. No obstante en este apartado nos centraremos en dar una serie de pautas para dar mayor fluidez a la comunicación verbal.

  • Llamaremos su atención cuando queramos comunicarle alguna cosa.
  • Utilizar frases sencillas, cortas y seremos directos con mensajes concretos; Emplear un tono de voz normal, sin levantar la voz.
  • Dar iniciativa a la persona a la hora de la toma de decisiones y no responder por él.
  • Hacer preguntas con respuesta “Sí” o “No”.
  • Podemos ayudarnos de ayudas técnicas.

Papel del cuidador

El cuidador de un paciente de ictus suele padecer problemas físicos y psicológicos. Por ello es importante cuidarse para poder cuidar a los demás.

  • Problemas a nivel físico: debido a la poca movilidad del usuario. Es conveniente realizar cambios posturales para evitar las úlceras por presión. En el caso de tener que movilizarlo es conveniente que se realice entre dos auxiliares, o uno sólo con alguna ayuda técnica, como una grúa. En el caso de que el paciente si tenga movilidad, un auxiliar podrá realizar las movilizaciones. La cama deberá estar a unos 70 cm a fin de que el usuario se encuentre cómodo durante la operación y de proteger la espalda del cuidador.
  • Problemas a nivel psicológico: manifestándose en estrés debido a la pérdida de dependencia de los pacientes, que necesitan un apoyo más continuado a medida que pierden autonomía, y también por los cambios en el estado de ánimo y en la conducta que sufren los usuarios, tanto a nivel cognitivo como socio familiar.

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