PROBLEMAS DE SUEÑO

Con frecuencia al envejecer se producen cambios en los patrones de sueño (se duerme menos tiempo, menos profundo y las personas se pueden levantar por la noche, lo cual influye en que durante el día aumente la somnolencia y la fatiga diurna).

Dormir mal produce: somnolencia, cansancio, fatiga, pesadez y en alguna ocasión, dolor en las extremidades. Esto influye directamente en la falta de reflejos, problemas de concentración y dificultad para recordar cosas. Cuando una persona tiene estos síntomas se encuentra, generalmente, irritable, nerviosa, decaída y anímicamente inestable.

Por ello es necesario encontrar fórmula, no para que la persona mayor duerma más, sino para mejorar la calidad del sueño. En éste, influyen factores propios del organismo, como la edad, factores de conducta y factores ambientales.

Posibles causas y estrategias de afrontamiento

  • Enfermedad, dolor o medicación: es conveniente que haya una revisión médica y de las medicaciones.
  • Depresión, o tener menos necesidad de dormir: sería conveniente acudir a un especialista, psicólogo o gerontólogo.
  • Incomodidad: conviene aumentar las actividades diarias, pero no hacer actividades enérgicas por las tardes. No es recomendable dormir siesta.
  • También conviene ajustar los niveles de luz y temperatura, e ir al baño antes de acostarse.
  • Dormir en exceso durante el día: se debería limitar o eliminar las siestas, hacer actividad durante el día y aumentar la exposición a la luz.
  • Efectos de la cafeína y el alcohol: se debe eliminar o reducir el consumo de sustancias que contengan cafeína y del alcohol.
  • Interrupciones debidas al envejecimiento normal: como explicamos con anterioridad, es bastante común en las personas mayores, así que conviene afrontarlas.
  • Miedo a la oscuridad, nerviosismo: se puede asegurar la zona donde se duerme, o el camino al baño. También se pueden usar luces nocturnas o poner música relajada para dormir.

Qué hacer para evitar los problemas de sueño

  • Buscar las causas: buscar si hay alguna circunstancia especial que influya en el sueño (preocupaciones, ruidos, necesidad de orinar, etc…) Una vez detectado el problema tratar de solucionarlo.
  • Consultar al médico: especialmente si se está tomando alguna medicación que se sospeche que pueda afectar al sueño. Si se está tomando medicación para dormir, también es recomendable consultar al médico, ya que esta pierde su eficacia con el tiempo si se toma de forma continuada, pudiendo llegar a disminuir el rendimiento cognitivo.
  • Preparar la habitación para dormir: tratando de que no haya ruidos, que la temperatura sea la adecuada y que esté ventilada. Los ruidos tienen especial importancia, ya que a las personas mayores les cuesta conciliar el sueño una vez que se despiertan.
  • Utilizar el dormitorio sólo para dormir: evitar ver la televisión en el mismo, comer, leer o hablar por teléfono, por ejemplo.
  • No permanecer en la cama despierto: ya que puede agravar las dificultades para dormir. Por ello se pueden buscar actividades para realizar, ya que el principal motivo de permanecer mucho tiempo en la cama sin dormir es el no tener nada que hacer.
  • Comer saludablemente: no comer copiosamente antes de irse a dormir, o excitantes como el café, el té o el café. Una buena opción es cenar temprano y tomar un vaso de leche templada antes de irse a la cama.
  • Realizar actividades relajantes: como tomar un baño, escuchar música o leer algo, buscando la facilidad en la relajación
  • Intentar no dar demasiada importancia a la situación de no dormir: no obsesionarse con la circunstancia e intentar practicar alguna de las medidas de relajación que se comentan.
  • Practicar medidas de relajación: por ejemplo la respiración profunda.
  • Mantener horarios fijos: para acostarse y levantarse es una de las medidas más importantes para facilitar el sueño.

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